Este fin de semana, se estrenó la tan esperada serie de Netflix “Todo es una mierda” o “Everything sucks”. Como los nostálgicos fans que somos, amamos la época de los 80’s y 90’s. Y como el tráiler prometía, nos llevaría al pasado, y así fue(más o menos, porque a menos que seas gringo, no todo era así😞). Nos demoramos una sola tarde en acabar toda la serie.
La serie trata de una extraña mezcla entre “Stranger things”, “Super 8” y drama adolescente. Los primeros episodios de esta temporada (son diez episodios en total) empiezan lanzando al máximo los recuerdos de la adolescencia. Se pueden ver muchas cosas de Tori Amos, el disco de What’s the story morning glory de Oasis, esas pulseras tiesas que con un golpe se ponían en la mano, “Ace Of Base” reventaba las radios, y muchos, muchos VHS.
Nos trasladamos al colegio de la ciudad de Boring, Oregón, durante la graduación del año 1996. Luke O’Neil (Jahi Di’Allo Winston) y sus amigos McQuaid (Rio Mangini) y Tyler(Quinn Leabling) son el clásico grupo de freaks que cambiaran sus vidas cuando Kate Messner (Peyton Kennedy), la hija del director, sea parte de su grupo de amigos. Luke se enamora de ella, y Kate deberá lidiar con haberse dado cuenta que es lesbiana, en una época en donde esto era un importante tema tabú.
https://www.youtube.com/watch?v=hf_YjzEvYeQ
Todo es una mierda no es la mejor serie de Netflix, muchos menos perfecta, pero ofrece una historia que entretiene, y que demuestra cómo problemas como el bullying, la sexualidad, y los típicos dramas adolescentes de los 90’s. Sirve para pasar el rato un fin de semana.