Después de su bello desplante en la ciudad de Guayaquil donde nos dejó mojados y con ganas de cantar “La Bikina”, Luismi se fue a seguir con su gira por Panamá donde se le pelaron los cables y reaccionó de manera violenta, no sabemos si fue contra el sonidista del concierto o el dealer que no le trajo exactamente la sustancia que pidió. No es raro en él este tipo de actos, es un gran artista pero tiene sus momentos “hormonales bipolares incomprensibles”. Por el momento solo nos queda seguir viendo su serie en Netflix mientras esperamos la devolución del dinero de las entradas o habrá que hacer una marcha en la 9 de octubre como esas que hacen de vez en cuando para reclamar ciertos derechos y que no sirven para maldita la cosa.
PD: De todas maneras te seguimos amando Luismi ♥