Con el no existen extrañezas. Todo el mundo conoce su obra y nadie es ajeno a sus ilustraciones. En Latinoamérica, particularmente, es amado por todos. Sí, todos. Porque no existe humorista gráfico e historietista con mayor impacto en nuestra psique que Joaquín Salvador Lavado Tejón, conocido mundialmente como QUINO. Liniers, Severi, Rep, Afro Monkey, Montt y un sinfín de caricaturistas e ilustradores son deudores de Quino y de sus caricaturas, las de conciencia lúcida, universales y potentes, infantiles al punto del dolor por el único hecho de reconocerse niño, perdido, con la esperanza de que, a pesar de tanta malicia, el humor pueda rescatar nuestra última sonrisa verdadera.
Hoy, 30 de septiembre de 2020, el Maestro Quino ha partido de este mundo a los 88 años. Su legado es celebrado y reconocido por todo el mundo. Su huella particular la dejó en los primeros ejercicios de lectura de millones de niños y niñas que no podían creer la sagacidad y valentía de una pequeña niña argentina, enemiga acérrima de la sopa, fanática de The Beatles y futura traductora de la ONU, que a través de la sencillez reflexiva digna de filósofos pesimistas, lograba dilucidar y entender toda la maraña compleja de este mundo. Mafalda fue, es y será la guía ética para millones de personas. Un día después de celebrar los 56 años de su primera aparición, su creador parte a causa de un accidente cerebro-vascular.
¿Aturdido, desesperanzado y confundido? Nada mejor que el Quinoscopio para explorar el alma humana. ¿En busca de una nueva ciencia o arte que despierte la integridad, la crítica, la sátira, el sarcasmo, el humor, la felicidad y el amor en usted? Simplemente Quino para arreglar su malestar y recordar que, muy dentro en su espíritu, todavía se encuentra la luz necesaria para sobrellevar las sombras que cubren a este mundo. Gracias siempre, Maestro Quino.
Por Sebastián Vera
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