“¡Quiero un papá blanco!” lloraba mi primo
Luego de que en la escuela le explicaran
Que lo blanco es bueno y lo negro malo.
“¿Me pasas el color piel?” me decía mi amiga
Cuando niños pensábamos
Que el durazno norma cubría el espectro de todas las pieles.
“¡Longo, indio, placero, negro, cholo, bruto!” gritaba fúrica una pituca vieja
A un limpiaparabrisas venezolano
Por atreverse a ensuciar su puta vanidad sobre ruedas.
“Apestas a indio” le escuché decir a una mamá
Mientras caminaba con su hijo pequeño
Luego de bajarse de un alimentador del Trole.
“Deben hablar con propiedad y no arrastrar la R ni la doble L” nos dijo el vicerrector de mi colegio
Durante el “Minuto Cívico” de la formación mañanera
Porque el Himno Nacional no debe mancillarse con dicción bastarda.
“Deja, deja, Rosita, que vos no sabes hacer nada” le dijo otra pituca puta a la veci de la tienda
Según ella porque, a pesar de la pobreza, el orden y las buenas costumbres
Deben primar sobre lo indio, lo popular, lo cholo, el mal gusto.
“Tu abuelito era un racista de peso” me dijo mi tía
Según él, disque para “mejorar la raza”
Nada de casarse con negros, cholos o indios.
“Debieron colonizarnos los ingleses” le escuché a una amiga
Cuando afirmaba que no existía mejor mundo nuevo que el europeo
Porque el Nuevo Mundo Americano solo era una vil copia.
“Agüita de arroz o cáscaras de banana para quitarse lo negro” escuché en el bus
Supuestamente porque la piel oscura
No es más que sinónimo de pobreza, peligro y así nadie te va a querer, peor contratar para un trabajo.
“Negros de mierda, solo sirven para jugar fútbol” escuché en un bar
A un blanqueado hincha de la estupidez
Mientras bebía Pilsener, orgullosamente ecuatoriano.
“Octubre Nunca Más” le escucho decir a mi feminista e izquierdista Ministra de Gobierno
Que como buena ganadora
Sabrá escribir la real historia a costa de los perdedores.
“En Guayaquil (…) un monito de cinco años ya se ha comprado una cola, unos vasos
Y está vendiendo en una esquina, gaseosas” dijo el Presidente Cuántico
Alabando el regionalismo, la pobreza, y a los niños.
Hoy por hoy la historia se defiende por estatuas
Se lucha por paredes
Y se justifica por la razón benigna
De la malicia de la ignorancia.
La piel es solo otro horizonte más de historia y tiempo.
Por Sebastián Vera
En mis redes: @sebis_vera