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Maradona: Genio y Figura

PorChristian Rumipulla

Nov 27, 2020

Recordar a Maradona es pensar en la magia del Fútbol, muchos le comparan con Pelé o con Di Stéfano, sin embargo es uno solo. Muchos quisieron hacer la mano de Dios pero ninguno lo logró y además, no se comparaba con el significado que traía eso. Diego Armando o el Pelusa se robó el show en México 86, por los dos goles a Inglaterra y que uno de ellos fuera considerado el mejor gol de todos los tiempos.

Maradona ya fue famoso desde chico o de pibe (como lo dicen los argentinos), cuando jugaba en un potrero y dijo la famosa frase quiero estar en la selección y ganar un mundial. Inició su carrera en Argentinos Juniors, un club modesto y que le sirvió dar un salto al mejor equipo de Argentina. Así mismo, el Pelusa desde joven fue el 10 de Boca que muy pocos tienen el privilegio de portar el dorsal y hacerlo mítico. Por otra parte, Maradona maravilló a la ciudad Condal (F.C. Barcelona) con la magia de sus botines.

Sin embargo, la segunda ciudad que más amó fue Nápoles, que no solo le construyó un altar, sino también fue un Dios para esa urbe. Además, muchos napolitanos le pusieron a sus hijos Diego Armando. Por 7 años el Pelusa edificó un mito en la ciudad, una ciudad que ahora lo honra con el nombre del estadio Diego Armando Maradona.

Luego Maradona regresó a España para hacer disfrutar sus últimos años de magia en el Sevilla y se retiró en Newell ‘s Old Boys. Sin embargo, la magia, el carácter y lo hermoso del fútbol que hacía en sus clubes lo realizó en la selección argentina, como no poder olvidar su participación en el mundial del 86, en donde todos le vieron a color lo que hacía y deshacía en la cancha. Ese gol de la mano de Dios que muchos le reconocieron y hasta ahora admiran por ese tanto. Además, ahí se convirtió de estrella a leyenda y le mete en el olimpo de los dioses del fútbol.

Cómo director técnico, inyectó a sus jugadores de garra y magia. No podemos olvidar que él enseñó a Messi a pegar un tiro libre. Irse a México a dirigir al Dorados de Sinaloa, que lo convierte en una leyenda de la ciudad, va a Emiratos Árabes Unidos a dirigir a Al Fujairah y Dinamo Brest y regresa a Argentina a dirigir dos equipos Gimnasia y Esgrima de la Plata; y Racing.

Un periodista decía “cuando eres el crack de tu equipo y te reconocen, tu vida se vuelve pública”; y es verdad, sin embargo, la vida extra cancha del Pelusa no fue la mejor o el ejemplo que debía seguir los jóvenes. No obstante, él mismo dijo “sólo les pido que me dejen vivir mi propia vida. Yo nunca quise ser un ejemplo”.  Aunque, al final de su carrera se dio cuenta que estaba en un mal camino y dijo “la pelota no se mancha”. Algo que quiso redimirse de sus errores que cometió de joven.

Hoy en Argentina y todo el mundo llora la partida de la leyenda del fútbol, decir adiós a un crack, un ídolo que hizo enamorar a chicos y grandes de su fútbol. Por más polémico que fuera siempre sacaba algo de la manga. Olvidemos el bochorno de Estados Unidos 1994, quien acompañado de una doctora se retiró de la cancha, recordemos el gol que hizo que un país sonriera ante Inglaterra después de perder las Malvinas en el 82. Recordemos que nunca se rindió para cumplir sus sueños. Recordemos a Maradona por bailar y cantar: la cumbia y el tango.

A Maradona se lo debe recordar por lo que hizo en la cancha y no fuera de ella.

En tu lápida dirá lo que tu mismo pediste en el año 2005 “Gracias por haber jugado al fútbol porque es el deporte que más me dio alegría, más libertades como tocar el cielo con las manos. Gracias a la pelota”. 

Me despido Pol

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