“La capacidad y la experiencia para cambiar al Ecuador” serán puestas a prueba durante los próximos 4 años en los que el presidente electo por CREO-PSC, Guillermo Lasso, dirigirá el país. Con una victoria de más del 50% de votos en segunda vuelta, el candidato de la derecha tradicional ecuatoriana asumirá el mando en un país con varios retos en materia económica y social; todavía fraccionado por el binarismo correísmo-anticorreísmo que se demuestra en la conformación de la nueva Asamblea Nacional, en la cual la bancada correísta representa mayoría; y con la representatividad de sus votos puesta a prueba por quienes decidieron no darle más continuidad a un supuesto gobierno correísta y de izquierda como lo fue el de Lenín Moreno, que en realidad, desde sus inicios, se desmarcó totalmente de su padre político para crear su propia personalidad, la cual, con el tiempo, demostró ser nefasta. ¿Cuáles fueron los factores de la victoria de Guillermo Lasso?
Victoria por décimas
La primera vuelta electoral demostró que el Ecuador es un país de centro-izquierda. Los votos del 7 de febrero, repartidos entre los 4 candidatos más votados -Arauz, Lasso, Pérez y Hervas-, demostraban lo siguiente: la derecha ecuatoriana únicamente consiguió 19,74% de los votos mientras que los partidos y movimientos de izquierda representaron más del 80% del electorado nacional. A diferencia de esta segunda vuelta electoral, en la primera fue muy cuestionable el accionar del CNE en el conteo de votos, tanto así que durante dos semanas quedo en pausa al binomio que entraría a la segunda vuelta electoral junto a Andrés Arauz. Luego de un reconteo de votos y después de varias acciones legales realizadas por Yaku Pérez, se confirmó la victoria de Guillermo Lasso con un margen de 0,35% de ganancia sobre el candidato de Pachakutik. Lasso obtiene su pase a segunda vuelta, pero con muchas correcciones que realizar en su campaña.
Lasso de segunda vuelta no es igual al de primera
De mano de asesores externos de otras campañas presidenciales, como el ex jefe de campaña de Xavier Hervas, y de sus propios elementos como Iván Correa Calderón (ex empleado de Banco Guayaquil, gerente general de Livercostas, director de la fundación Ecuador Libre y parte del directorio de BANISI, entidad bancaria, todas empresas relacionadas al presidente electo) y el “gurú político”, Jaime Durán Barba (fue asesor de los ex alcaldes Jaime Nebot y Mauricio Rodas; del senador y ex jefe de gobierno de Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera; del Secretario de Relaciones Exteriores y predecesor de Mancera, Marcelo Ebrard; y formo parte vital de la victoria del ex presidente argentino Mauricio Macri en 2015 y de Lenín Moreno en 2017). En palabras de Durán Barba, “Lasso hizo una campaña desastrosa en primera vuelta”, puesto que esta “lo envejecía”. Antiguas rencillas, de hace casi una década atrás, fueron puestas a un lado para ayudar a Lasso.
Así, durante la campaña de segunda vuelta, vimos a un Guillermo Lasso diferente. Se ocupó de crear una figura conciliadora que fuera la antítesis de un candidato a quien el “influjo psíquico” de su líder parecía perjudicar entre las personas que no querían un eventual regreso a un modelo conocido y visto con malos ojos por muchos ecuatorianos. Empezó a crear diálogos más abiertos con la comunidad indígena y con sectores de los que muy poco hablaba durante sus discursos, o de hacerlo, cuestionaba, como los afroecuatorianos, LGBTI+, las mujeres, los ambientalistas y, particularmente, los jóvenes, grupo del cual usó las redes sociales (en especial Facebook y Tik Tok) para crear un acercamiento más afable. El candidato religioso-conservador utilizó el diálogo como instrumento para llegar a consensos entre los diferentes actores y grupos de la sociedad ecuatoriana y así poder llegar a la presidencia.
Lasso gana a favor del anticorreísmo
Casi dos millones de ecuatorianos votaron nulo durante estas elecciones como rechazo a los candidatos finalistas, lo que no se debe tomar a la ligera en un contexto social en el que muchas personas no se sienten identificadas con los actores políticos nacionales y desean otras vías para los problemas y conflictos del país, entre ellos el movimiento indígena. Lasso suma el apoyo de figuras como Xavier Hervas, Pedro José Freile o Virma Cedeño para detener el, como mencioné antes, supuesto continuismo del correísmo, que realmente terminó con Correa y no siguió con Moreno. Es por eso la equivocación de ciertos medios de comunicación de señalar que Lasso da fin a 14 años de correísmo, cuando la gestión de Lenín Moreno dista profundamente de su etapa correísta como vicepresidente y enviado especial de la ONU.
El voto para Lasso fue de rechazo a la figura de Correa, de apoyo condicionado de una izquierda fraccionada. La crisis por la que atraviesa el país, debido a la pandemia y también en gran parte debido al desastroso gobierno del impopular Moreno, también es un factor clave para su victoria, la cual, un día después de su anuncio, hizo que el riesgo país se redujera 450 puntos. En el ánimo conciliador que el presidente electo propuso durante su discurso luego de anunciada su victoria, esperemos, no olvide un factor clave de la debacle política, económica y social de nuestro país: la corrupción, que se da en todos los niveles de la sociedad y la cual debe ser juzgada con la verdad. Sus 100 primeros días de gobierno son claves para lo que serán sus cuatro próximos años de gobierno. El plan de vacunación y la recuperación económica son urgentes. Buena suerte, señor Lasso. Por el bien de todo el país, buena suerte en su gestión.
Por Sebastián Vera
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