El circo mediático en el que se ha convertido la política ecuatoriana, en los últimos años, parece no tener fin. Con la llegada de tick- tock, instagram y demás redes sociales a la política, hemos podido observar cómo quienes pretenden dirigir el destino del país, se convierten en bufones en las redes sociales para llamar la atención de la ciudadanía que los eligió y que podría mantenerlos en sus cargos en una posible re-elección.
Las autoridades que han asumido sus funciones con desconocimiento absoluto de las obligaciones que implican el ejercicio de sus cargos, han empobrecido como nunca el debate público y han anulado la capacidad de análisis y deliberación democrática basada en argumentos, tan necesaria a la hora de dar respuesta a las necesidades de la población que los eligió.
Varios son los ejemplos de lo mencionado: actuaciones de autoridades que han inobservando la ley o actúan al límite de la misma; han derivado en destitución de alcaldes por actos de corrupción. Representantes del legislativo que no dan la talla en el cargo, cuyo accionar es vergonzoso; interrumpiendo sesiones para intentar parar el conocimiento de temas que a un determinado sector no le interesa que sean tratados en el pleno de la Asamblea. Ex candidatos acusados nada más y nada menos de pedir “favores políticos” a cambio de aprobación de leyes propuestas por el ejecutivo. Un ejecutivo que no teme reconocer acercamientos con asambleístas para la aprobación de sus propuestas de ley; y que por otra parte responde de forma tibia a situaciones tan sensibles como la crisis carcelaria, planteando resolver una problemática urgente con acciones futuras como la formación de más policías a largo plazo; sin analizar la situación de fondo; pero que es implacable a la hora de realizar despidos masivos en el área de salud; negarse a la aprobación del alza salarial de los maestros, o responder con represión las manifestaciones de rechazo a sus decisiones.
La posición antagónica en la que la política ecuatoriana camina en estos días, ha vuelto imposible el diálogo entre gobierno y sectores de oposición. El circo mediático en el que se desenvuelve oposición y gobierno han desplazado a segundo plano la generación de leyes, procesos o procedimientos para la implementación de programas o proyectos conducentes a establecer políticas públicas que respondan a las necesidades de la población o al cumplimiento del programas de gobierno en pro de la ciudadanía.
Parecería que en estos días; para los políticos ecuatorianos es más importante tener seguidores en redes sociales, likes en sus videos de tick- tock o Instagram; que les ayude a mantener su popularidad; que cumplir con su trabajo como autoridades del Estado.
Por: María Fernanda Carrión
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